Sara siempre había tenido cuidado.
Ella nunca hablaba de magia, nunca se asociaba con aquellos que eran
sospechosos de usar la magia, nunca pensó en ella, y nunca, nunca, dejo
que nadie viera su marca. Después de todo, lo último que quería era
terminar desaparecida, como su padre y su hermano.
Entonces, un elfo de plata aparece en el sueño de Sara, y su vida se convierte en cualquier cosa menos ordinaria.